domingo, 7 de octubre de 2007

Empezando

Cuando pienso en genealogìa, pienso en la historia y las historias que mi familia de antepasados encierra.

Desde muy pequeña pude escuchar historias de todas clases de boca de mi madre y mi tìa "Càndida". Ellas solìan reunirse a tomar mate y recordar cosas de su infancia que a mi me apasionaba escuchar.

Podìa escuchar la misma anècdota cien veces y cada vez tenìa un sabor diferente. Es maravilloso haberlas visto disfrutarlo y revivirlo. Ellas tambièn han estado entusiasmadas con esto de reconstruir la historia familiar.

Lo primero que quiero narrar es la anèdota en que aquella vez la abuela Grazia habia ido a lavar al "yume" la ropa.

Mi abuela "Elisa" la acompañaba. De travesura en travesura mientras su madre trabajaba ella se metiò por debajo del alambrado en el bosque para sacar las naranjas.

Juntò y juntò en su delantalcito hasta que viò venir al guardabosque. Se acercaba con paso firme. Elisa corriò y corriò sin soltar las naranjas: - Mamma, mamma- llamaba deseperada. Al escucharla Grazia se acercò al almbrado donde Elisa trataba de pasar por debajo sin querer perder su botìn.

-Ahì viene, ahì viene- gritaba. Grazia le explicò que no podìa pasar por un lugar tan pequeño con tanto cargamento.

Le hizo dejar las naranjas y una vez del lado seguro le explicò que allì no habìa nadie. Que ese hombre que ella habìa visto, hacìa mucho tiempo que estaba muerto.
-Cuando te pase eso solamente tienes que maldecir y escupir-

Grazia estaba acostumbrada a ver apariciones de ese tipo y no le asustaba como sì a Elisa.

Me encanta esta anècdota porque me transporta a un siglo atràs y mi imaginaciòn comienza a andar. Mi madre lo contaba con detalles y mucho suspenso.

No hay comentarios: